Seis de la
mañana:
levanta
pronto, levanta.
lo primero
tras la ducha
deja la ropa
preparada,
las mochilas
en la puerta,
abrigos,
guantes, bufandas….
Siete de la
mañana:
un café y
una tostada.
Coge aire
lentamente
pues
comienza su jornada.
Siete
treinta al volante:
la música le
acompaña;
el sol sale tímidamente
y no le deja
ver nada.
Ocho
quince trabajo:
-Buenos días
-¡Uf, qué
frío!
-no te
quedes fuera, pasa.
Primera,
segunda, tercera
otro café
templadito
que hoy no
se para.
Cuarta, quinta, sexta.
Fin de la
mañana.
Tres de la
tarde: regresa.
Las curvas
parecen más largas.
Por fin
llega a casa y piensa:
“ahora toca
otra jornada”.
Abre la
puerta y le esperan
sus pequeños
bracitos del alma.
Por ellos,
sólo por ellos,
ella se
sacrificara.
La tarde
discurre “tranquila”:
mamá, la
merienda.
mamá ¿hoy
hay parque?
mamá tengo
sueño.
mamá ¿qué
haces?
Pero ella,
como puede,
mientras
prepara bocatas,
acuna en los
brazos
y saca
juguetes…
Tiende la
ropa,
hace las
camas,
recoge los
platos…..
Y aún tiene tiempo
de estar con
sus hijos
y leerles un rato.
Consolación Suárez Muñoz
8-MARZO-2012
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